viernes, 4 de septiembre de 2009

Conversaciones con María Utopía



Vos que podés, escribí algo por la vida.  Y dos ojotes me quemaron a la luz de la su expectativa. ¿Quién te dijo que puedo?, pasa que a veces quisiera. Me defendí, aun sabiendo que no tenía más remedio.

Escribí algo que alumbre, que suene, que siembre.

¿Que le escriba una puerta a esta pared? No puedo.

Pero escribí algo, no te quedes parado tomando cerveza cantando entredientes canciones que no cambiaron nada.

A ver, qué querés que te escriba?

Algo de verdad, que me haga sentir calorcito en la boca del estómago, que me ayude a levantarme en la mañana y que evite que me aruñe dormida.

No puedo, no puedo escribir pan para la mesa, de la tinta no saldrá marchando nadie. No entendés vos para qué se escribe.

Su cara se arruga como que va a estornudar y se da la vuelta, recogiendo su expectativa y guardándose el sentir. No escribás nada pues.

No me entendés. Es que no puedo.

Ya te dije que no me importa, guardá tus apuntes y tomate otra cerveza, chupá hasta que cagués sangre. Fumáte otro porro a ver si miras algo, que últimamente no me traés claridad. Pasás con tus alas de cucaracha, con tu pipa viendo al suelo. Dáte gusto contra vos mismo, total, seguro vas a salir ganando.

Seguís sin entenderme, es que puedo escribir de selvas con monstruos y sirenas bien putas. De alacranes con disfunción eréctil, de huracanes y naufragios. Puedo escribirte las noticias con comentarios recalentados. Puedo escribir poemas, eso sí que no se traten de amor, por que eso ya no existe. Puedo contar de los ruidos que hacés en la cama o lo que miro por la ventana. ¿De eso querés?

No. Quiero que escribas por mí lo que no puedo.

No puedo escribir que no han caido las bombas, no puedo. No puedo desmentir que el hombre es tambien lobo y es tambien mono. Que Dios no es también diablo... que no hay nada …

Si no podés, tratá que me tenés cansada. Si no vas a escribir, agarrrá tus mierdas y andáte que para compañía tengo con el gato. Yo creí que eras más gente. Ahora resulta que sos igualito a todos, resignado y sin nada que decir.

Te volvíste loca pisada, está bien. Pero eso sí, el misho es mío, yo le doy de comer.

 ¡Jamás! ¿Quién le ha limpiado la mierda todos estos años?

¿No te has dado cuenta?   Eso no importa, aquí la mierda es colectiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario