martes, 25 de diciembre de 2012

IRSE DE HOCICO, PROTEGERSE Y SONREIR


Es que irse de hocico es tan rico, pero la levantada son otros 100 pesos. Aparentemente, nuestra neurosis nos llevará una y otra vez a conocer a la misma persona, de allí la aflicción común de los despechados: “tod@s son iguales”. Es solo que seguimos jugando el mismo juego en los mismos escenarios. Yo digo que hay que seguir la chingadera, por eso estoy tratando de armar en estas páginas un gran paracaídas profiláctico que podamos aprender a usar. Tratar de darle sentido al mundo juntando palabritas es una mala costumbre, pero peor es sacar la lengua y montarse a la vida como a una montaña rusa que está a punto de desplomarse. Lo que sí es cierto es que hay que cagarse de la risa un poco, esto no es un código de ética ni un manual de aikido. Digamos que entre otras cosas, esto es un sextape generacional, una foto grupal de ex-alumnos de la Escuela de Sodomitas Ortodoxos.

La última vez que escribí sobre esto, alguna gente me eliminó del Face Book y hasta recibí mi primera carta de odio. Supongo que a todos nos gusta serlo pero a ninguno que se lo canten. Diré simplemente, que estaba atravesando un duelo, en la perra fase de la culpa, al terminar con alguien con quien nos gustábamos mucho. Las cosas que tratamos de controlar nos terminan controlando. Lo que me llevó a este experimento fue la noción de que todos juegan a la vida dura y nadie sabe qué va a pasar. Cuidado con la gente que se siente peligrosa sin darse cuenta que sólo está siendo vulgar. Diplomacia para bailarles, empatía para convivir y buen gusto para robarles; sólo así se puede seguir chingando sin agachar la mirada. Digamos que desde ahora constituyo esta guerrilla sexual, la disidencia, le resistance. Espero que juntos podamos tomar un par de rehenes y tirarnos algunos secuestros, sin tortura claro, con feelin΄ pa΄ convertirlos es la onda. No digo que todo debería ser de todos, eso ya es una realidad, pero hay que ponerse vivos cuando de apropiarse de los medios de producción se trata. Hay quienes paran vendiendo la patria, pero el amor guerrilla es patria o muerte, todos o ninguno.

Esta es la introducción a la Guía Práctica Para Sobrevivir al Amor en el Siglo XXI, la cual espero podamos escribir juntos, la anterior entrega fue sólo la forma en que maté a mis propios chamucos sacándolos a la luz, un exorcismo on-line. Quisiera proponer eso como primer paso para meter la palabra amor en esta ecuación, para emprender ese camino –si es que existe- hay que dejar la mala fe y dejarnos de reír de quienes pueden ver algo atractivo en nosotros a pesar de nuestras barreras y maldades, y deciden arriesgarse con un pedazo de ellos mismos en la churrasquera. No pidan permiso a nadie para enamorarse, aquí vamos a boycotiar a los culeros, a los que tienen miedo de sentir y se envuelven en pajas,  agárrense de la gente que es gente, tiéndanse una mano entre los feitos y las gorditas, los nerdos y las cayadas, los inadaptados y las perdedoras, los locos y las lunáticas. Tiendan una hamaca y pongan su musicón, no importa si es Smashing Pumpkins u Olga Tañón. Sería muy bueno dejar a  los vampiros, las ninjas, los monstritos y las amantes en serie bailando solos por un fin de semana. No necesitamos de esas mierdas, sucede que nos encanta vivirlas por alguna razón muy sádica y junkie, pero es mental y vale muy poco.

Ahora no estoy libre de pecado, voy cerrando capítulos, pero espero poder continuar compartiendo esto desde la perspectiva de quien va abriendo brecha, vengo cargado de piedras y algunas muladas que quiero ver cuán lejos logro tirar. Por lo pronto les recuerdo que no estoy inventando el agua azucarada, la ventaja de nuestra generación es que ya hemos visto casi todo, y lo que no, ya lo pasaron alguna vez por Mtv. Así que en lo que nos formamos esta ilusa idea de qué putas está pasando, empecemos por el principio, hay que darle cantando, protegerse y sonreír:


Los arbolitos y los pajaritos, chiflando y aplaudiendo, sin perder la escuela, "te lo juro que yo te enamoro":



Es Aguantar

Este caballero montó su estudio cerca del Mercado Colón, me atendió en la calle con unas vibronas, pero me cobró cinco centavos por responder a mi pregunta, una que me tenía ahuevado. Cuando se la solté me contestó sin chistar: "No importa la fuerza de los que metás, si no aguantás los talegazos que vienen, mejor retiráte", sonrió y me extendió la mano. Le dí diez centavos y le pedí vuelto, como no tenía, me cobré con un par de fotos. Se me olvidó preguntarle el nombre.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Guía Práctica Para Sobrevivir al Amor en el Siglo XXI




No he dormido nada en varios meses. Cuando me miro al espejo encuentro una calaca, ojeras viejas y muecas absurdas. Parece que no hay significado de la vida, empezemos por allí, pero hemos venido aquí a dejar algo, un pedazo, una razón para que la pelota siga girando. Debe haberla sin duda alguna, yo la sigo buscando. Amanecí, para variar, en una cama que no es la mía, pero no crean que soy cabrón. Estaba solo, pataleando entre las sábanas hasta que se pasó el efecto de la pastillita azul que me dá Andrés cuando sabe que soy capaz de pasar sentado al pié de la cama toda la noche, mirando la obscuridad, como si hubiera algo allí que pudiera salvarme algún día. Estoy ahora sentado en el silencio, con una cajetilla de cigarros nueva y una cerveza al tiempo que encontré sobre la mesa y sabe como que me la llenaron con agua pura.  Al menos aquí ya me conocen, cuando entro a esta casa me gritan: " hijo de la gran puta".

Hoy les quiero hablar de verdad. He pasado mucho tiempo desnudo en los últimos tiempos, creo que me cansé ya de andar corriendo con un cuchillo entre los dientes, anoche lo dejé tirado, lo hice para hablar claro. Dejé tambien mis lentes en la pista. No vuelvo a esconderme más, y es de esto que quiero hablarles hoy.

Soy un Diantres Schopenulfher, pero mi nombre es Mauro Mendez,  ése es el de verdad, no el que me dió mi madre cuando vine a este país y saqué mi tercer juego de documentos falsos. Mi padre, hasta donde me ha contado el investigador privado que contraté para que me lo encontrara, es un criminal, un ladrón, y un mentiroso. Dicen que es igualito a mí, que somos como un espejo, pero él ya está viejo. Tengo hermanos que no conozco en patrias que no recuerdo. No les puedo explicar cómo se siente no ser de ningún lado, no ser de nadie, pasar navidad sólo, borracho y creyendo que la libertad es importante. Hoy quiero dejarles la mía aquí pegada, como un moco con sangre en una servilleta. Ya no la necesito.

Mi madre se vengó de Álvaro Méndez a través de mí. La vieja disfrutaba abandonarme a la mitad de la noche cuando era un bebé, dicen que me paraba en la cuna y gritaba  y gritaba y gritaba. La obscuridad desde entonces me cuenta secretos, me dibuja dinosaurios, me abre las puertas. Entonces así crecí torcido, violento, con un alacrán en lugar de corazón. Hasta ahora, que voy camino a los 30 y me cansé de tanta mierda.

Les voy a hablar de amor, ahora que ya me conocen. Resulta que todos tenemos bagaje, que todos construimos paredes, que todos tenemos nuestro propio estilo de kungfu. Me dijo Lucía que hay que perdonar a los ninjas, es que era tan buena siendo mala que ya la perdoné. A ella la conocí en una boda, es el tipo de niña que se mira tan inocente que no pude evitar tratar de lastimarla. No me fui de la fiesta hasta que aseguré su contacto, me fui tan feliz porque pensé que podía continuar con mi proyecto impunemente. Les comparto que este año dejé a Laura, la dejé llorando pero agradecida. Cuando recuerdo a esa niña la veo parada en la puerta de mi casa tirándose a mis brazos con un beso y un te amo y un "flaquito" dicho con  tono de "no me dejés nunca". Laura me rescató de mí mismo a los 23 años, me metió a su casa, me dió de comer, me arruyó en las noches y me dio todo, todo, todo. Yo, en cambio, la dejé porque necesitaba aventuras, batallas, conciertos. Porque quería saber a qué saben labios nuevos, porque pensé que mi corazón era tan grande que estaba blindado. Porque empecé a correr, a hacer dieta y acumular musculatura. Porque me compré el carro más grande que pude pagar, 4X4 full time, como el idiota de su dueño. El miedo a las mujeres lo había perdido tomando fotos a modelos extranjeras en bikini, allí aprendí a pedirles lo que quería con un tono ronco y seguro,  que cualquier porquería te la pasan si la acompañás de una sonrisa y un "te mirás preciosa y lo estás haciendo bien". La cosa es creerse vampiro muchá, esa mierda es lo peor. Hoy estoy temblando, llevo semanas tembeleque. Menudo vampirito, de goma y sin dinero. Me acompañé de mis amigos más promiscuos, me tomé la molestia de salir a cazar con cada uno de ellos, pidiéndoles consejos y tips, aplicándolo de una vez en los bares, conciertos y fiestas.  Conseguí un libro que se llama "The Game", maldita magia negra que estudié como si fuese la biblia. Lo peor de todo es que funciona esa mierda, lo que no dice en ningún lado es qué hacer después del sexo. Cuando amanece abrazada a vos en la cama y por alguna razón no querés que se vaya, pero siempre se van. 

Es la historia del cazador novato, se compra un rifle y pasa practicando con balas de 50 centavos, una mañana se pone sus botas y confía en su puntería. Pasa el muy imbécil metido en el bosque hasta que le toca encender la linterna de madrugada, y seguir hasta que mate algo, no tiene hambre el hijueputa. Al cabo de un tiempo algo se mueve entre la maleza, la linterna descubre el resplandor de unos ojos y el bosque retumba de manera ronca y seca. El animal da varias vueltas en el mismo zacatal, patalea, resopla y su corazón se agita porque sabe. El cazador se acerca feliz, al principio, pero el venadito lo mira a los ojos como diciéndo: "¿me mataste?, ¿WTF?"

Consecuencias. Venimos a este mundo donde no hay Dios, ni Estado de Derecho, ni nadie nos va a juzgar. Lo que yo he aprendido es que así no se puede dormir en la noche. Mucha gente puede, o al menos trata, pero no es el chiste.  El cazador entonces duda, saca el cuchillo y degolla al animal. La sangre roja en el pasto verde es lo más parecido que conozco a la navidad. Tiene que, por primera vez, meter el cuchillo y oir crujir la caja toráxica, sacarle las tripas con la mano, colgarlo de un árbol y quitarle el pellejo. Háganse un favor y nunca miren a un venado despellejado colgar de una rama. Esa noche el pisado tiene abrigo nuevo, no tiene frío, no tiene hambre. Pero aprendió que nada cae del disparo al plato. Hay una parte grotezca qué afrontar siempre, y eso nadie se toma la molestia de explicártelo.

Esto es un tema generacional. No soy el único, descubrí al salir a estas calles a ver la orgía, la sodomía, la forma absurda en que todos creen que lo deahuevo es cogerse sin siquiera despedirse. No lo vuelvo a hacer. Esta guía práctica para sobrevivir al amor en el siglo XXI se trata de eso. Esperen la próxima entrega, pero por lo pronto les dejo una recomendación: QUIÉRANSE MUCHÁ, DÉjENSE DE MIERDAS. ESTA VIDA ES CORTA, HERMOSA Y HAY QUE COMPARTIRLA.