No he dormido nada en varios
meses. Cuando me miro al espejo encuentro una calaca, ojeras viejas y muecas
absurdas. Parece que no hay significado de la vida, empezemos por allí, pero
hemos venido aquí a dejar algo, un pedazo, una razón para que la pelota siga
girando. Debe haberla sin duda alguna, yo la sigo buscando. Amanecí, para
variar, en una cama que no es la mía, pero no crean que soy cabrón. Estaba
solo, pataleando entre las sábanas hasta que se pasó el efecto de la pastillita
azul que me dá Andrés cuando sabe que soy capaz de pasar sentado al pié de la
cama toda la noche, mirando la obscuridad, como si hubiera algo allí que
pudiera salvarme algún día. Estoy ahora sentado en el silencio, con una
cajetilla de cigarros nueva y una cerveza al tiempo que encontré sobre la mesa
y sabe como que me la llenaron con agua pura.
Al menos aquí ya me conocen, cuando entro a esta casa me gritan: "
hijo de la gran puta".
Hoy les quiero hablar de
verdad. He pasado mucho tiempo desnudo en los últimos tiempos, creo que me
cansé ya de andar corriendo con un cuchillo entre los dientes, anoche lo dejé
tirado, lo hice para hablar claro. Dejé tambien mis lentes en la pista. No
vuelvo a esconderme más, y es de esto que quiero hablarles hoy.
Soy un Diantres Schopenulfher,
pero mi nombre es Mauro Mendez, ése es
el de verdad, no el que me dió mi madre cuando vine a este país y saqué mi
tercer juego de documentos falsos. Mi padre, hasta donde me ha contado el
investigador privado que contraté para que me lo encontrara, es un criminal, un
ladrón, y un mentiroso. Dicen que es igualito a mí, que somos como un espejo,
pero él ya está viejo. Tengo hermanos que no conozco en patrias que no
recuerdo. No les puedo explicar cómo se siente no ser de ningún lado, no ser de
nadie, pasar navidad sólo, borracho y creyendo que la libertad es importante.
Hoy quiero dejarles la mía aquí pegada, como un moco con sangre en una
servilleta. Ya no la necesito.
Mi madre se vengó de Álvaro
Méndez a través de mí. La vieja disfrutaba abandonarme a la mitad de la noche
cuando era un bebé, dicen que me paraba en la cuna y gritaba y gritaba y gritaba. La obscuridad desde
entonces me cuenta secretos, me dibuja dinosaurios, me abre las puertas.
Entonces así crecí torcido, violento, con un alacrán en lugar de corazón. Hasta
ahora, que voy camino a los 30 y me cansé de tanta mierda.
Les voy a hablar de amor,
ahora que ya me conocen. Resulta que todos tenemos bagaje, que todos
construimos paredes, que todos tenemos nuestro propio estilo de kungfu. Me dijo
Lucía que hay que perdonar a los ninjas, es que era tan buena siendo mala que
ya la perdoné. A ella la conocí en una boda, es el tipo de niña que se mira tan
inocente que no pude evitar tratar de lastimarla. No me fui de la fiesta hasta
que aseguré su contacto, me fui tan feliz porque pensé que podía continuar con
mi proyecto impunemente. Les comparto que este año dejé a Laura, la dejé
llorando pero agradecida. Cuando recuerdo a esa niña la veo parada en la puerta
de mi casa tirándose a mis brazos con un beso y un te amo y un
"flaquito" dicho con tono de
"no me dejés nunca". Laura me rescató de mí mismo a los 23 años, me
metió a su casa, me dió de comer, me arruyó en las noches y me dio todo, todo,
todo. Yo, en cambio, la dejé porque necesitaba aventuras, batallas, conciertos.
Porque quería saber a qué saben labios nuevos, porque pensé que mi corazón era
tan grande que estaba blindado. Porque empecé a correr, a hacer dieta y
acumular musculatura. Porque me compré el carro más grande que pude pagar, 4X4
full time, como el idiota de su dueño. El miedo a las mujeres lo había perdido
tomando fotos a modelos extranjeras en bikini, allí aprendí a pedirles lo que
quería con un tono ronco y seguro, que
cualquier porquería te la pasan si la acompañás de una sonrisa y un "te
mirás preciosa y lo estás haciendo bien". La cosa es creerse vampiro
muchá, esa mierda es lo peor. Hoy estoy temblando, llevo semanas tembeleque.
Menudo vampirito, de goma y sin dinero. Me acompañé de mis amigos más promiscuos,
me tomé la molestia de salir a cazar con cada uno de ellos, pidiéndoles
consejos y tips, aplicándolo de una vez en los bares, conciertos y
fiestas. Conseguí un libro que se llama
"The Game", maldita magia negra que estudié como si fuese la biblia.
Lo peor de todo es que funciona esa mierda, lo que no dice en ningún lado es
qué hacer después del sexo. Cuando amanece abrazada a vos en la cama y por
alguna razón no querés que se vaya, pero siempre se van.
Es la historia del cazador
novato, se compra un rifle y pasa practicando con balas de 50 centavos, una
mañana se pone sus botas y confía en su puntería. Pasa el muy imbécil metido en
el bosque hasta que le toca encender la linterna de madrugada, y seguir hasta
que mate algo, no tiene hambre el hijueputa. Al cabo de un tiempo algo se mueve
entre la maleza, la linterna descubre el resplandor de unos ojos y el bosque
retumba de manera ronca y seca. El animal da varias vueltas en el mismo
zacatal, patalea, resopla y su corazón se agita porque sabe. El cazador se
acerca feliz, al principio, pero el venadito lo mira a los ojos como diciéndo:
"¿me mataste?, ¿WTF?"
Consecuencias. Venimos a este
mundo donde no hay Dios, ni Estado de Derecho, ni nadie nos va a juzgar. Lo que
yo he aprendido es que así no se puede dormir en la noche. Mucha gente puede, o
al menos trata, pero no es el chiste. El
cazador entonces duda, saca el cuchillo y degolla al animal. La sangre roja en
el pasto verde es lo más parecido que conozco a la navidad. Tiene que, por
primera vez, meter el cuchillo y oir crujir la caja toráxica, sacarle las
tripas con la mano, colgarlo de un árbol y quitarle el pellejo. Háganse un
favor y nunca miren a un venado despellejado colgar de una rama. Esa noche el
pisado tiene abrigo nuevo, no tiene frío, no tiene hambre. Pero aprendió que
nada cae del disparo al plato. Hay una parte grotezca qué afrontar siempre, y
eso nadie se toma la molestia de explicártelo.
Esto es un tema generacional.
No soy el único, descubrí al salir a estas calles a ver la orgía, la sodomía,
la forma absurda en que todos creen que lo deahuevo es cogerse sin siquiera
despedirse. No lo vuelvo a hacer. Esta guía práctica para sobrevivir al amor en
el siglo XXI se trata de eso. Esperen la próxima entrega, pero por lo pronto
les dejo una recomendación: QUIÉRANSE MUCHÁ, DÉjENSE DE MIERDAS. ESTA VIDA ES
CORTA, HERMOSA Y HAY QUE COMPARTIRLA.
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