lunes, 18 de marzo de 2013

Pirómana


A las femmes fatales. 



Decir tu nombre es invocar al Demonio
Es morder los labios de la muerte
Reconozco que me lo advertiste
debí haber corrido mientras pude
 Ahora creo en brujería
y en Dios, y en la suerte

Me arruinaste para siempre
Nadie amará estos huesos roídos,
estos latidos de polvo que no contemplan
latidos ajenos, ni palabras sinceras
Las cosas de este mundo son pasajeras
Buenas y malas, todas son la misma
Eso debo agradecerte,
ser definitiva

Para borrar tu paso de fuego
bastó con incendiarlo todo,
pero me ha temblado la mano
al separar tu oreja de mi pecho

Yo, el que hizo carrera de sobrevivir
Cual animal de circo, etéreo y confundido,
mantuve presto el colmillo y un pié en el camino
No habré sido el más grande, ni el último, ni el primero
ni el que más te haya querido siquiera
pero será mi recuerdo el que te acompañará siempre

Viviré en cada vuelta de tu cadera
y te soplaré el último aliento
como un secreto, ése que escogiste
ignorar toda una vida, lo llevarás hacia la otra
No me des las gracias
así soy yo de bueno, y sin embargo,
sabiendo que el infierno queda entre tus brazos,
no dudaré en arder cuando me muera

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